VIVENCIAS Y EXPERIENCIAS

                

           Esta página, vamos a dedicarla a comentar nuestras vivencias y experiencias en el diario vivir. Nuestro diario caminar con Jesús y la manera como compartimos con Él cada momento del día. Espero que se animen a enviar sus correos para compartir aquí sus experiencias. Hasta tanto no tenga un correo exclusivo de este Boletín, pueden enviar sus Vivencias y experiencias al correo: bucarenflor@hotmail.com. Con todo gusto podremos compartirlas.
Estan escritas de manera que pueden leerse las más nuevas primero. Si te mueves en la página podrás ver las más antiguas.
     
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No recuerdo la fecha, pero fue hace muchos meses

                               Como bien lo dice el título, no recuerdo la fecha exacta cuando me ocurrió este evento, del cual voy a dar testimonio. Pero está vivo en mi memoria.    
                                 Hace algunos meses, bastantes creo yo. Quizás ésto me ocurrió el año pasado, o fue en Enero de este año, en verdad no lo recuerdo. De vez en cuando me ataca en mi rodilla izquierda un dolor muy fuerte. Profundo y causante de hondo malestar, pues a veces se hace totalmente insoportable. ¿La razón? Aparentemente, es la salida del líquido sinovial de la rodilla. Este líquido sinovial o sinovia es un fluído viscoso y transparente que se encuentra en las articulaciones y que tiene la consistencia de la clara de huevo. La cuestión es que evidentemente, dada la situación que atraviesa el país, de falta de medicinas, de dinero, etc, para mi era muy difícil poder acudir a un traumatólogo que me ayudara a aliviar el dolor. 
Así que como siempre lo hago, me puse a orar, aunque mis oraciones esta vez fueron más intensas de lo habitual. Sucedió entonces que una tarde de esas de desesperación por el dolor, iba yo subiendo las escaleras de mi casa para ir a mi habitación, y ya iba llorando desesperada por el dolor que me quemaba la rodilla, iba llorando y clamando al Señor, suplicándole que pasara Su mano sanadora por mi rodilla, le recordé que con solo una palabra de su boca podía sanarme. En ese momento de desesperación, sentí sobre mi rodilla, como una brisa fresca, como si alguien hubiera pasado una mano refrescante sobre mi rodilla, fue algo increíble, tanto así que me detuve en el medio de la escalera, impresionada. Y en ese momento, gloria a Dios, el dolor cesó, así, de golpe, no sentí ni siquiera un dolorcito mínimo, nada, mi rodilla era otra. Por supuesto en ese momento las lágrimas brotaron de mis ojos y me puse a alabar al Señor y darle gracias.
                  Cuantas veces hemos dudado de la misericordia de Dios. Cuantas veces creemos que Él no escucha nuestras oraciones. Sin embargo, el Señor, siempre está ahí, esperando por nuestras oraciones, nuestras alabanzas, nuestras oraciones y nuestros ruegos. La gloria sea para el Señor.
María Inés Arrabal de Brandt

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29 de Mayo 2018

Una larga cola y algo más

          El jueves  tenía yo que ir a Valencia (capital del Estado Carabobo, para los lectores que no son de este país, ciudad que está ubicada aproximadamente a 50 km. de mi ciudad). Y debía estar temprano allá, pues debía ir a la aduana aérea a buscar un paquete que me llegó desde España, enviado por una querida amiga, y que estaba retenido como otros muchos, por estar intervenido el Instituto postal venezolano, debido a serios robos. En fin, la cuestión además era que debía llevar a mi nuera y mis nietos a esa ciudad, pues uno de los nietos tenía consulta odontológica a las 10 a.m. Todo iba perfecto, de maravilla, los tiempos perfectamente cronometrados por mí, para poder cumplir a cabalidad lo pautado para ese día.
            A las 7.30 a.m exactamente llegué a la altura del cementerio viejo (los que conocen la ciudad saben dónde está), y allí había una cola o tranca de vehículos. Me informé sobre la situación y se debía a una "protesta" de los vecinos de la zona, contra el gobierno. La razón no la supe, pero esas protestas son muy frecuentes en esta ciudad, y en el país, donde la gente se encuentra incorforme con el gobierno dictatorial que vivimos. En fin, vi la hora y me perocupé, apagué el motor de mi vehículo, pues se recalienta, y me dispuse a esperar allí, con el calor consecuente, pues no nos atrevemos a abrir las ventanas por miedo a un atraco. Pasaron los minutos y las medias horas y me empecé a preocupar. Asi que recurrí a quien me ayuda en todo momento y me soluciona los problemas. A mi Dios y su Hijo Jesucristo. Y comencé a orar con fe, primeramente reconociendo ante el Señor que soy pecadora y me acerco humildemente a su presencia, luego recordándole mis obligaciones para ese día, y después rogándole que permitiera que la cola se abriese antes de las 9 de la mañana.
           De más está comentarles, que las cosas sucedieron tal como le rogué al Señor. De repente a las 8.45, vi que la gente se movilizaba a sus vehículos, y que de pronto arrancaban los que estaban delante de mí, así que ni corta ni perezosa, encendí el motor de mi auto, y salí con premura hacia adelante, dejando atrás la cola y los problemas. 
           ¡Qué grande y maravilloso es mi Señor! Que conoce todas nuestras necesidades y nos ayuda de acuerdo a Su voluntad.
             Por supuesto, de inmediato comencé a darle gracias y a alabarlo. Mi Dios nunca me falla. Seguí con el plan del día, llevé a mi nuera y mis nietos que llegaron a tiempo a la consulta y yo llegué a la aduana aérea en la zona industrial de Valencia, donde nuevamente pude comprobar las bondades de mi Señor.  
               En la aduana aérea, me tocó esperar, pues había otras personas que habían llegado antes que yo. Para pasar el tiempo, como suele hacerse, nos ponemos a conversar. Y así me entero que a la mayoría de los que estaban allí, ya les había entregado sus paquetes, pero a casi todos les habían abierto sus bultos y les habían robado sus pertenencias. estaban aguardando para firmar las respectivas actas de reconocimiento y recibir su paquete, con lo que quedaba de sus pertenencias. 
                 A una señora que le habían enviado medicinas, al abrir el paquete solamente encontró pedazos de anime y cajas vacías. A otra le habían robado un teléfono móvil y un frasco de Nutela. A otra persona al abrir su bulto, solamente encontro piedras. Así pues, como imaginarán me preocupé. Sabía que mi amiga me había enviado mis libros, mis poemarios que ella con esfuerzo me había hecho y además me enviaba algunos artículos personales de regalo. Me daba mucho dolor pensar que su esfuerzo y su dinero hubieranse perdido y yo no recibiera nada. 
                  Así que me puse a orar nuevamente. Con fe absoluta. Recordándole al Señor el esfuerzo tanto de trabajo como económico de mi amiga española para enviarme mis cosas.
                  Al fin, casi a las 12 del mediodía me llamaron para el reconocimiento de mi paquete. Lo abrieron y comenzaron a revisar uno a uno todos los objetos. Y ¡Gloria a Dios!, como yo lo esperaba confiadamente. Todo estaba intacto. Nada se había perdido. El Señor había nuevamente, protegido lo mío. ¡Qué grande y maravilloso es mi Dios!¡Qué cumplidor de promesas!
                      Estos son mis testimonios de lo que es posible cuando confiamos en nuestro Dios y Señor. A Él sea la gloria.

                            María Inés Arrabal de Brandt

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1 de Agosto 2017 

¿DÓNDE ESTÁS, SEÑOR?


          Ayer, desesperada y bañada en llanto, lancé esa pregunta a Dios. ¿Dónde estás, Señor? ¿Es que no nos escuchas?.

          Mi país, está confrontando una delicada situación política. Vivimos bajo la bota de un dictador, que hasta ahora pasaba inadvertido como tal. Solamente lo veíamos venir, algunos de nosotros, puesto que la mayoría del pueblo, simplemente "sobrevivían" haciendo largas colas para obtener alimentos básicos, algo de dinero para comprarlos y algunos, aprovechándose y beneficiándose con el mercado negro. 

          El domingo se hizo una consulta popular, si puede llamarse así, por parte del gobierno, para que lo apoyaran en su establecimiento definitivo como dictador e instaurar claramente el comunismo. Por supuesto, la gente tuvo que ir obligada y comprada, para poder salvar sus puestos de trabajo, me refiero a los empleados públicos.

          Todo este tiempo hemos estado orando, humillándonos, alabando al Señor, clamando a ÉL con toda oración y ruego. Y yo, sinceramente, estaba segura que lograríamos salir de esta situación porque el pueblo no asistiría a esa elección amañada. Pero lamentablemente, me equivoqué, todo salió a pedir del gobierno, con trampa y todo, pero salió lo que él quería.

         Y yo, ayer, le reclamé al Señor. Sí, Dios me perdone, le dije que por qué no había escuchado nuestras oraciones, que todo se había perdido, que yo no soportaba más, que quería morirme, que no quiero seguir viviendo, en fin, le reclamé y desconfié de Su poder. Pero aún así, en la noche , me arrodillé y le pedí perdón y realicé mis oraciones acostumbradas. Lo mismo hice esta mañana. Reconozco que el sábado y el domingo lo pasé llorando y presa de una gran depresión que me agarrotaba el pecho. Incluso, ayer, lunes, también tuve un día , si puede decirse peor. Lleno de lágrimas y reproches y además de falta de fe.

          Hoy , amaneció un nuevo día, volví a orar y pedir perdón por mi falta de fe, por mis reclamos, por mi olvido de quién es el Señor. Todas las mañanas leo un devocional, mientras desayuno. Hoy hice lo mismo, y debo decir, que el Señor, en su infinita misericordia, pacientemente me habló. Abrí el devocional, en la fecha del día y ésto fue lo que leí:   "Esperanza en Dios".

          ¿Qué más podía pedir ? Claramente me lo dijo:
"Pon tu esperanza en la promesa de Cristo Jesus expresada en Juan 11: 25: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, vivirá eternamente".

          Después el devocional sigue: ¡Debes creer ésto!¡Es real!¡Quién ha creído en Jesucristo tiene vida eterna! Y, según el libro del Apocalipsis irá aun lugar dónde:"Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron...irá a una ciudad que no tiene necesidad ni de sol, ni de luna que brillen en ella...porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera".

          ¿Te has sentido sin esperanza, cómo me sentí yo?
           Te animo a que leas el Salmo 39. 

María Inés Arrabal de Brandt 

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                    MI TIEMPO CON DIOS

            ¡La vida diaria cada vez  se nos hace más complicada! Los días, meses y años se suceden unos tras otros, de manera tan acelerada que prácticamente el tiempo no nos alcanza para nada. Tenemos que vivir organizando y desorganizando agendas.
             Para poder cumplir con la familia, la iglesia, el trabajo y los amigos, tenemos que hacer un sinfín de planes previos para poder dedicar tiempo a cada una de las diferentes actividades. Hay días especiales y horas especiales para cada situación, y tratamos de cumplir esos horarios religiosamente para poder atender a cada uno, y especialmente para poder compartir en familia. 
            Hay quienes dicen:-tengo poco tiempo para compartir con mis hijos, pero ese poco tiempo es de calidad, porque lo importante no es la cantidad, sino la calidad-. Aquí pareciera que estas personas, como dice un viejo refrán, se pagan y se van el vuelto.
            Bueno, yo respeto su idea, pero difiero en algo de ella. Creo que lo verdaderamente ideal en una familia sería: gran cantidad y gran calidad.
              Es cierto, ya lo sabemos, nos atrapa la vorágine del trabajo, las ocupaciones, las colas en la autopista o en el supermercado, llevar los chicos a la escuela, luego dejarlos en el kárate o la clase de música, o de inglés, o de lo que sea, con tal que estén ocupados y fuera de casa, (¿cierto o no?), los amigos, el chateo en el móvil, etc. Y cuando quedamos en familia, lo que cada uno desea es ir a hacer sus cosas, a ver las últimas noticias, etc. Y aunque parezca increíble, a veces no hay tiempo para estar a solas los esposos y compartir un momento de soledad, o tener una conversación entre madre e hija hablando de  cosas de mujeres, o una charla de hombres entre padre e hijo...
             Sí las cosas son así en familia...¡Qué diremos de tener un ratito a solas con Dios!...¡Imposible!...¿Cuándo?...¿Con qué tiempo?...
             Y si es importante tener esos ratos de soledad y comunión familiar, cuánto más importante será tener un ratito de soledad con Dios. 
              Ahora voy a confesarles mis vivencias y experiencias. Anteriormente, nunca encontraba ese ratito para Dios. Si me detenía en eso, el día no me alcanzaba. ¡Cuán equivocada estaba! Ahora las cosas han cambiado. De hecho, cambiaron hace mucho tiempo, desde que encontré a Jesús. Desde hace mucho, me levantaba todos los días más temprano que mi esposo por razones de trabajo. Yo comenzaba a trabajar a las 5 a.m. Más tarde, al levantarse mi esposo, él desayunaba solo. Pero los domingos,  compartíamos el desayuno y  era especialmente hermoso. Un bello compartir familiar. Cuando estaban los hijos, lo hacíamos en familia. Luego, al estar solos él y yo, el desayuno familiar era una fiesta, cuando mi esposo me preguntaba qué deseaba yo para el desayuno y preparaba lo que yo le pidiera. Pero el resto de la semana como desayunaba sin mi esposo por la hora del trabajo, yo desayunaba con Jesús todos los días . Hoy día, en que mi esposo está en los brazos del Señor, lo sigo haciendo.Yo desayuno todos los días  con mi Señor Jesús. Es mi momento con Él, el primer tiempo del día. Me levanto muy temprano. Lo primero son mis oraciones en mi habitación, después comienzo el día. Me preparo mi café con leche y me siento a tomarlo con Jesús. Él me acompaña mientras leo mi devocional y mi porción bíblica. Luego hablo un ratito con Él y le cuento mis angustias o mis alegrías, a veces derramo lágrimas allí en Su presencia, y me siento que estoy bien acompañada. Es mi ratito de comenzar el día con Jesús, poniendo en Sus manos mis actividades, mi familia, mi Iglesia, mis amigos. Puedo seguir hablando con Jesús y juntos planificamos el día. ¡Qué hermoso y provechoso es mi tiempo con mi Señor!¡Qué día tan positivo se abre ante mis ojos!¡Qué buenas energías para comenzar a trabajar!. Que bien me siento y que confiada, pues me repito que el Señor es mi Pastor y nada me faltará. ¡Qué protegida y confiada se siente mi alma! Y cuando mi esposo estaba conmigo podía transmitirle mi amor, al dedicarle a él mi tiempo para cuidarlo en su enfermedad, con toda paciencia y confianza en Dios. Cuantas bendiciones he sentido y sigo sintiendo, que se derraman sobre mí y mi familia durante la jornada diaria. 
              Mi día está a cargo del Señor, está en Sus manos. Su protección está sobre mí durante todo el día y toda la noche, en cada momento de mi vida y la de mi familia. Aún en momentos de dificultad, podemos sentir la mano de Dios sobre nosotros, cuidándonos, protegiéndonos y evitando cosas malas. Ciertamente suceden situaciones difíciles en nuestras vidas. La vida no es un camino de flores. Pero sabemos, que en nuestro camino, siempre está el Señor cuidándonos y que lo que Él nos dé, (o lo que no nos dé) será siempre lo mejor para nosotros.
                    ¿Tienes tú, un tiempo a solas con el Señor, todos los días?

                          María Inés Arrabal de Brandt
                                   17 de Junio 2017


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DIOS ME HABLA...YO LE ESCUCHO...

          Hoy quisiera compartir con  ustedes, queridos lectores, una simpática experiencia. En realidad, cualquier experiencia que venga del Señor, siempre será simpática y extraordinaria y dejará una huellita en el corazón.

            Pues sucede, que todos los días salgo a caminar a una urbanización alejada de mi casa, pero  para aprovechar el viaje, suelo buscar a mi nieto en casa de su madre, para acercarlo hasta su Colegio. Ayer, cuando estuve con mi nieto le pregunté si hoy pasaba a buscarlo como acostumbro, y me dijo que no, que él se iba a ir con su mamá, pues quería levantarse un poquito más tarde, ya que era viernes. Bueno, me pareció bien. Casualmente esa tarde, cuando iba a llevarlo a casa de su mamá, pasamos por una calle donde hay una parada de autobuses y mi nieto me comentó que allí en esa parada era donde acostumbraban a subirse al autobús para ir a la escuela.

              Muy bien, todo perfecto. Me levanté hoy a las 4.30 a.m, hice mis oraciones, desayuné en compañía del Señor y leí mi devocional y porción bíblica. Vi la hora, muy bien, las 6 a.m, buena hora para ir a caminar. Salí en mi automóvil, llegué al sitio, caminé mis dos kilómetros, y seguidamente emprendí el camino de regreso.

                Cuando venía hacia mi casa, en mi mente comenzó a sonar una vocecita que me decía, que pasara por la parada de autobús que me había mencionado mi nieto el día anterior. Sí, que pasara por allí, que mi nieto estaría por esos lados. En verdad, lo que hice fue mirar la hora en el reloj del móvil y ví que era bastante tarde para él, pues debía entrar antes de las 7 a.m. Así que pensé, es tontería que pase, ya él debe estar en la escuela. Pero aún así desvié un poco (sólo un poco) el camino de regreso. Pero la vocecita seguía martillándome en el cerebro, que pasara, que pasara. Así pues despues de mucho martilleo, decidí desviarme un poco más y pasar por el sitio, total, no me costaba nada hacerlo.

                     Así lo hice, entré por la calle donde estaba la parada de autobús señalada por mi nieto, y aunque la vocecita seguía insistiendo, no lo ví por ninguna parte. Así que seguí un poco más y...¡cuál no sería mi sorpresa! cuando a los pocos metrtos, vi a mi nieto con su mamá, muy apurados, casi corriendo para alcanzar un autobús. Era tarde, justo la hora en que debía estar en el colegio. Me paré, abrí las puertas, subieron todos contentos y me explicaron que anoche se había ido la luz, que no habían dormido casi y que la luz llegó en la madrugada, por lo que se durmieron a esa hora y ¡claro! no pudieron levantarse a la hora que debían. ¡Cómo nos reímos cuando les conté lo que me había pasado a mí, y las razones de mi regreso! Lo llevé entonces al colegio, llegó justo en la raya, pero a tiempo, y todos felices agradeciendo a Dios por su bondad.

                       ¿Casualidad? No, no lo creo. Para Dios no existen las casualidades. Él lo tiene todo resuelto para favorecernos. Y cuando algo no sale como esperamos, es porque no nos conviene y tendremos algo mejor.

                        Una vez más digo: ¡Qué grande es el Señor!

                         María Inés Arrabal de Brandt
                                  23 de Junio 2017
               

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